jueves, 28 de febrero de 2013
miércoles, 6 de febrero de 2013
Exorcismo de su santidad el papa León XIII
Exorcismo de su santidad el papa León
XIII contra satanás y los ángeles rebeldes.
El papa León XIII tuvo una visión el
día 13 de octubre de 1884, después de la cual prescribió el rezo de la oración
a San Miguel al final de la Misa, y escribió y publicó el siguiente exorcismo:
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Salmo
67. Levántese Dios y
sean dispersados sus enemigos y huyan de su presencia los que le odian.
Como
se disipa el humo se disipen ellos, como se derrite la cera ante el fuego, así
perecerán los impíos ante Dios.
Salmo
34. Señor, pelea
contra los que me atacan; combate contra los que me hacen la guerra.
Sufran una derrota y queden avergonzados los que me
persiguen a muerte.
Vuelvan la espalda llenos de confusión los que traman mi
daño.
Sean como polvo frente al viento cuando el Ángel del
Señor los desbarate.
Sea su camino oscuro y resbaladizo, cuando el Ángel del
Señor los persiga.
Porque sin motivo me tendían redes de muerte, sin razón
me abrían trampas mortales.Que les sorprenda un desastre imprevisto, que los enrede la red que escondían; que caigan en la misma trampa que me abrieron.
Mi alma se alegra con el Señor y gozará de su salvación.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Oración a San Miguel
Arcángel: Gloriosísimo príncipe de la milicia celestial, Arcángel San Miguel, defiéndenos
en la lucha que mantenemos combatiendo “contra los principados y potestades, contra los caudillos de este mundo tenebroso, contra los espíritus malignos
esparcidos por los aires” (Ef. 6,12). Ven en auxilio de los hombres que Dios
creó incorruptibles a su imagen y semejanza (Sap. 2,23), y a tan “alto precio
rescatados”(I Cor. 6,20) de la
tiranía del demonio. Con las huestes de los ángeles buenos pelea hoy los combates
del Señor, como antaño luchaste contra Lucifer, corifeo de la soberbia y contra
sus ángeles apóstatas. Ellos no pudieron vencer, y perdieron su lugar en el
Cielo. “Fue precipitado el gran dragón, la antigua serpiente el denominado diablo
y Satanás, el seductor de todo el mundo: fue precipitado a la tierra y con él
cayeron sus ángeles”(Apoc. 12, 8-9).
He aquí que el antiguo enemigo y homicida se ha erguido
con vehemencia. Disfrazado de “ángel de luz” (II Cor. 11, 14) con la escolta de
todos los espíritus malignos rodea e invade la tierra entera, y se instala en
todo lugar, con el designio de borrar allí el nombre de Dios y de su Cristo, de
arrebatar las almas destinadas a la corona de la gloria eterna, de destruirlas
y perderlas para siempre. Como el más inmundo torrente, el maligno dragón
derramó sobre los hombres de mente depravada y corrompido corazón, el veneno de
su maldad: el espíritu de la mentira, de la impiedad y de la blasfemia; el
letal soplo de la lujuria, de todos los vicios e iniquidades.
Los más taimados enemigos han llenado de amargura a la
Iglesia, esposa del Cordero Inmaculado, le han dado a beber ajenjo, han puesto
sus manos impías sobre todo lo que para Ella es más querido. Donde fueron
establecidos la Sede de San Pedro y la Cátedra de la Verdad como luz para las
naciones, ellos han erigido el trono de la dominación de la impiedad, de suerte
que, golpeado el Pastor, pueda dispersarse la grey. Oh invencible adalid, ayuda
al pueblo de Dios contra la perversidad de los espíritus que le atacan y dale
la victoria.
La iglesia te venera como su guardián y patrono, se
gloría de que eres su defensor contra los poderes nocivos terrenales e
infernales; Dios te confió las almas de los redimidos para colocarlos en el
estado de la suprema felicidad. Ruega al Dios de la paz que aplaste al demonio
bajo nuestros pies, para que ya no pueda retener cautivos a los hombres y dañar
a tu Iglesia. Ofrece nuestras oraciones al Altísimo, para que cuanto antes
desciendan sobre nosotros las misericordias del Señor (Salmo 78,8), y sujeta al
dragón, la antigua serpiente, que es el diablo y Satanás, y, una vez
encadenado, precipítalo en el abismo, para que nunca jamás pueda seducir a las
naciones (Apoc. 20).
Después de esto, confiados en tu protección y patrocinio,
con la sagrada autoridad de la Santa Madre Iglesia, nos disponemos a rechazar
la peste de los fraudes diabólicos, confiados y seguros en el Nombre de Jesucristo,
nuestro Dios y Señor.
He aquí la Cruz del Señor, huid poderes enemigos.
R. Ha vencido el león de la tribu de Judá, la raíz de
David.
Señor, que tu misericordia venga con nosotros.
R. Como lo esperamos de Ti.
Señor, escucha nuestra oración.
R. Y llegue a Ti nuestro clamor.
El señor esté con vosotros. (Se recita si se es
sacerdote)
R. Y con tu espíritu
Oremos. Dios y Padre de
Nuestro Señor Jesucristo, invocamos tu santo Nombre y suplicantes imploramos tu
clemencia, para que, por la intercesión de la Inmaculada siempre Virgen María
Madre de Dios, del Arcángel San Miguel, de San José esposo de la Santísima
Virgen, de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los Santos, te dignes
prestarnos tu auxilio contra Satanás y todos los demás espíritus inmundos que
vagan por el mundo para dañar al género humano y para la perdición de las
almas. Amén.
Exorcismo: Te
exorcizamos todo espíritu maligno, poder satánico, ataque infernal adversario,
legión, concentración y secta diabólica, en el nombre y virtud de Nuestro Señor
+ Jesucristo, para que salgas y huyas de la Iglesia de Dios, de las almas
creadas a imagen de Dios y redimidas por la preciosa Sangre del Divino
Cordero+. En adelante no oses, perfidísima serpiente, engañar al género humano,
perseguir a la Iglesia de Dios, zarandear a los elegidos y cribarlos como el
trigo +. Te lo manda Dios Altísimo, a quien en tu insolente soberbia aún
pretendes asemejarte, “el cual quiere que todos los hombres se salven y lleguen
al conocimiento de la verdad” (II Tim. 2). Te lo manda Dios Padre +; te lo
manda Dios Hijo +; te lo manda Dios Espíritu Santo +. Te lo manda la majestad
de Cristo, el Verbo eterno de Dios hecho hombre, quien para salvar a la estirpe
perdida por tu envidia, “se humilló a sí mismo hecho obediente hasta la muerte”
(Fil. 2); el cual edificó su Iglesia sobre roca firme, y reveló que los “poderes
del infierno nunca prevalecerían contra ella, y Él mismo había de permanecer
con ella todos los días hasta el fin de los tiempos” (Mat. 28,20). Te lo manda
el santo signo de la Cruz y la virtud de todos los Misterios de la fe cristiana
+. Te lo manda la excelsa Madre de Dios la Virgen María, quien con su humildad
desde el primer instante de su Inmaculada Concepción aplastó tu orgullosa
cabeza +. Te lo manda la fe de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de los
demás Apóstoles +. Te lo manda la sangre de los Mártires y la piadosa
intercesión de todos los Santos y Santas +. Por tanto, maldito dragón y toda
legión diabólica, te conjuramos por Dios + vivo, por Dios + verdadero, por Dios
+ santo, que “de tal modo amó al mundo, que entregó a su unigénito Hijo, para
que todo el que crea en El no perezca, sino que viva la vida eterna” (Juan 3);
cesa de engañar a las criaturas humanas y deja de suministrarles el veneno de
la eterna perdición; deja de dañar a la Iglesia y de poner trabas a su libertad.
Huye Satanás, inventor y maestro de toda falacia, enemigo de la salvación de
los hombres. Retrocede ante Cristo, en quien nada has hallado semejante a tus
obras. Retrocede ante la Iglesia una, santa, católica y apostólica, la que el
mismo Cristo adquirió con su Sangre. Humíllate bajo la poderosa mano de Dios. Tiembla
y huye, al ser invocado por nosotros el santo y terrible nombre de Jesús, ante
el que se estremecen los infiernos, a quien están sometidas las Virtudes de los
cielos, las Potestades y las Dominaciones; a quien los Querubines y Serafines
alaban con incesantes voces diciendo: Santo, Santo, Santo es el Señor Dios de
los Ejércitos.
Señor, escucha mi oración.
R. Y llegue a Ti mi clamor.
El Señor esté con vosotros. (Solo si es un sacerdote)
R. Y con tu espíritu.
Oremos. Dios del Cielo
y de la tierra, Dios de los Ángeles, Dios de los Arcángeles, Dios de los Patriarcas,
Dios de los Profetas, Dios de los Apóstoles, Dios de los Mártires, Dios de los
Confesores, Dios de las Vírgenes, Dios que tienes el poder dar vida después de
la muerte, el descanso después del trabajo, porque no hay otro Dios fuera de
Ti, ni puede haber otros sino Tú mismo, Creador de todo lo visible y lo
invisible, cuyo reino no tendrá fin: humildemente te suplicamos que tu gloriosa
Majestad se digne librarnos eficazmente y guardarnos sanos de todo poder, lazo,
mentira y maldad de los espíritus infernales. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
De la asechanzas del demonio.
R. Líbranos, Señor.
Haz que tu Iglesia te sirva con segura libertad.
R. Te rogamos, óyenos.
Dígnate humillar a los enemigos de tu Iglesia.
R. Te rogamos, óyenos.
(Se rocía con agua bendita el lugar y a los presentes).
Señor, no recuerdes nuestros delitos ni los de nuestros
padres, ni tomes venganza de nuestros pecados (Tobías 3,3).
Se recita el Padre nuestro.
Letanías de San Miguel Arcángel
Señor, ten misericordia
de nosotros.
R. Señor, ten misericordia de nosotros.
Cristo, ten
misericordia de nosotros.
R. Cristo, ten misericordia de nosotros.
Cristo óyenos.
R. Cristo óyenos.
Cristo escúchanos,
R. Cristo escúchanos.
Dios Padre celestial, Ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del
mundo, Ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo, Ten misericordia de nosotros.
Trinidad Santa, un solo
Dios, Ten misericordia de nosotros.
Santa María, Reina de
los Ángeles, Ruega por nosotros.
San Miguel, Ruega por nosotros.
San Miguel, lleno de la
sabiduría de Dios, Ruega por nosotros.
San Miguel, perfecto
adorador del Verbo Divino, Ruega por
nosotros.
San Miguel, coronado de
honor y de gloria, Ruega por nosotros.
San Miguel,
poderosísimo Príncipe de las milicias del Señor, Ruega por nosotros.
San Miguel, abanderado
de la Santísima Trinidad, Ruega por
nosotros.
San Miguel, guardián
del Paraíso, Ruega por nosotros.
San Miguel, guía y
consolador del pueblo de Israel, Ruega
por nosotros.
San Miguel, esplendor y
fortaleza de la Iglesia militante, Ruega
por nosotros.
San miguel, honor y
alegría de la Iglesia militante, Ruega
por nosotros.
San Miguel, lumbrera de
los Ángeles, Ruega por nosotros.
San Miguel, defensa de
los que guardan la fe verdadera, Ruega
por nosotros.
San Miguel, fuerza de
los que combaten bajo el estandarte de la Cruz, Ruega por nosotros.
San Miguel, luz y
confianza de las almas en el último instante de la vida, Ruega por nosotros.
San Miguel, socorro
poderosísimo, Ruega por nosotros.
San Miguel, nuestra
ayuda en todas nuestras adversidades, Ruega
por nosotros.
San Miguel, heraldo de
la sentencia eterna, Ruega por nosotros.
San Miguel, consolador
de las almas detenidas en las llamas del Purgatorio, Ruega por nosotros.
San Miguel, encargado
por el Señor de recibir las almas después de la muerte, Ruega por nosotros.
San Miguel, nuestro
Príncipe, Ruega por nosotros.
San Miguel, nuestro
Abogado, Ruega por nosotros.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que
quitas los pecados del mundo, Escúchanos,
Señor.
Cordero de Dios, que
quitas los pecados del mundo, Ten
Misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, oh
glorioso San Miguel, Príncipe de la Iglesia de Jesucristo.
Nota: donde aparece + hágase la señal de la cruz en el lugar donde se recite el exorcismo, conviene tener una cruz bendecida de San Benito.
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