miércoles, 12 de diciembre de 2012

La lucha contra el demonio (I)


Cuidémonos de los malos pensamientos

       Evagrio Póntico (345-399), hablaba de ocho malos pensamientos que debe combatir el hombre y por medio de los cuales somos atacados por el demonio. Estos pensamientos son: gula, lujuria, avaricia, tristeza, cólera, acedia, vanagloria y orgullo.

Hay que tener ideas claras

Dice la psicología que las ideas llevan a los actos. De ahí que debemos estar luchando constantemente para rechazar los malos pensamientos. Por ello, la primera batalla que enfrentamos en nuestra guerra contra el pecado se libra en el terreno de la mente. Si no logramos vencer los malos pensamientos éstos toman la fuerza para transformarse en actos que encienden la pasión que ciega al alma hasta arrastrarla al pecado.

Es claro que para que haya pecado es necesario que haya una voluntad de pecar. Una cosa es tener tentaciones y otra caer en ellas. Así, por ejemplo, cuando yo supero un mal pensamiento que cruza por mi mente no he pecado, todo lo contrario, realicé una acción meritoria que fortalece mi voluntad. En cambio, cuando empiezo a consentir y recrearme con ese mal pensamiento, debilito mi voluntad, exponiéndome a caer en acciones graves.

Siendo así, el hombre no tiene otro camino que enfrentar durante toda la vida constantes y duras tentaciones. Jamás le debe pedir a Dios no tener tentaciones, pues el alma crece mucho en las pruebas, rechazarlas equivaldría a rechazar las oportunidades para crecer en las virtudes, en especial, la humildad y la paciencia.

“Luchar” es la palabra

Dios dotó al hombre de una gran capacidad para sentir y comunicar afectos e impulsos, por medio de los cuales se relaciona con los demás y enriquece su propia vida. Los sentimientos y pasiones debe considerarse siempre positivos como una riqueza personal. La misma atracción sexual, por poner el ejemplo, como impulso, en un primer instante es positiva, nos acerca a personas del sexo opuesto a las que vemos como un complemento.

Sin embargo, estos sentimientos y pasiones cuando no están gobernados por la inteligencia suelen llevar a las personas a la destrucción. Por ello, el hombre iluminado por la inteligencia debe hacer uso de su voluntad para hacerse dueño de su persona y no dejarse arrastrar por estas tendencias que, aunque sean gustosas y placenteras, nos apartan del camino de realización humana.

Podrá no gustarnos la palabra «mortificación» o quizás parecernos anticuada, pero lo que significa es cosa importante y siempre actual: «combatir y dar muerte» a los apetitos carnales. Esa es la verdadera rebeldía cristiana, aquella que se rebela a esos instintos que acosan a hombres y mujeres.

San Pablo en su Segunda Carta a Timoteo 1,7 nos dice: «Dios no nos dio un espíritu de cobardía, sino el de poder y amor y de dominio propio». Tan pronto como advertimos la cercanía de un peligro volvamos a Dios. Es el momento de lanzar una jaculatoria y de rezar fervorosamente para que Dios en su misericordia nos dé la fuerza y la gracia para poder triunfar. La oración es siempre la mejor arma.

Un monje de la antigüedad hace esta comparación: «Soy como un hombre sentado bajo un gran árbol y que ve venir contra él muchas fieras y serpientes y, como no se les puede resistir u oponer, sube al árbol y se salva. Del mismo modo, sentado en mi celda veo los fieros pensamientos que vienen contra mí y que no podré vencer, entonces trepo por el árbol de la oración donde está Dios y me libro de todos mis enemigos».

Es fundamental adquirir la costumbre de reaccionar rápido ante las tentaciones. Esto es posible cuando llevamos una intensa vida espiritual y nos mantenemos siempre en constante actividad. Las tentaciones pueden menos cuando la persona es activa y tiene la mente ocupada. «La mente distraída es el juguete del diablo».


Las trazas del enemigo

       Ten por cierto que el antiguo enemigo se empeña a todo trance en impedir tus buenos deseos de privarte de todo ejercicio de piedad, como la devoción a los santos, la fervorosa memoria de la pasión, el saludable recuerdo de los pecados, la guarda del corazón y el firme propósito de progresar en la virtud. 

     Te sugiere muchos malos pensamientos para infundirte el tedio y hacer mella en ti; y eso con el fin de apartarte de la oración y de la lectura espiritual.

      Le disgusta sobremanera la confesión humilde de los pecados y, si estuviera en su mano, te haría incluso dejar la comunión. No le creas ni le hagas caso, aunque muchos veces te tienda asechanzas para seducirte.

      Cuando te sugiera pensamientos malos e impuros, atribúyelos a él, y dile: “Aléjate, espíritu inmundo, sonrójate, miserable asqueroso debes ser cuando cosas tan repugnantes murmuras a mis oídos.
    Largo de aquí, pésimo seductor, no tendrás parte alguna en mí; porque Jesús estará conmigo cual fuerte guerrero, y tú quedarás confundido. Prefiero mil veces morir y sufrir suplicio que consentir en tu perversidad.
      Calla y enmudece, no te haré caso jamás, aunque me importunes una y otra vez con nuevas insinuaciones.
        El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? Aunque acampe contra mí un ejército, no temerá mi corazón. El Señor es mi ayuda y mi redentor”.

     Lucha a fuer de buen soldado. Y, si a veces por fragilidad sucumbes, procura levantarte y reunir mayores fuerzas que las primeras, confiando en que he de darte mayor gracia. Y entretanto guárdate mucho de orgullo y vana complacencia. 

       Cabalmente, debido a este escollo del orgullo, muchos se ven inducidos a error y son víctimas a veces de una ceguera que es casi irremediable.

      Que la ruina de estos orgullosos que presumen estúpidamente de sí mismos te sirva de cautela y te induzca a una indefectible humildad de corazón.



La clave del triunfo: la humildad y la santa paciencia

Un apotegma de los Santos Padres refiere:

«El monje Moisés hacía grandes penitencias para dominar los movimientos de lujuria y para eliminar las imaginaciones de la fantasía que entenebrecían el alma. Permaneció seis años en su celda pasando noches enteras de pie y rezando asiduamente. Sin embargo, no lograba aquietar sus concupiscencias y sus fantasías. El abad Isidoro le dijo que mitigara su ascesis y que Dios le había dejado sus malas pasiones para que no cayera en el orgullo de pensar que él por sus propias fuerzas había vencido el mal. Moisés obedeció y desde entonces cesaron sus malos pensamientos y llegó a ser ordenado sacerdote.»

Este ejemplo de la antigüedad nos revela que el premio del combate finalmente es la humildad y la santa paciencia, virtudes fundamentales para perseverar. Sin ellas, el cristiano se desanima y desespera pensando que la pureza y la castidad son ideales inalcanzables. El objetivo de la auténtica espiritualidad cristiana no es la ascética ni la mortificación sino ser agradables a Dios en la pobreza, experimentando su misericordia infinita.

Es un signo de madurez cristiana reconocer que la virtud que logramos, fruto de nuestro esfuerzo y sacrificio no siempre es lo que Dios quiere. La virtud es un camino que esconde muchas trampas; es común caer en el orgullo y amor propio al pensar que hemos vencido las tentaciones porque somos buenos; o quizás la presunción de pensar que nosotros somos mejores que otros. El astuto Demonio nos saldrá al paso para ponernos la vieja trampa que puso a nuestros primeros padres: «serán como dioses», y en la nube de ese sueño de santidad, nos preparará una dolorosa caída de la que nos costará levantarnos.

La humildad, la primera de las virtudes es el camino de la victoria. En las luchas encarnizadas «cuerpo a cuerpo» contra los malos pensamientos, reconoce siempre tu debilidad y limitación, ello te abrirá a la Gracia. No quieras ser un ángel impasible, ponte mejor el ideal del hombre luchador que tiene que enfrentarse a las fuerzas incendiarias del enemigo armado con la armadura de Dios (cf. Ef 6, 10-18)



Oraciones contra los malos pensamientos

Oración Beato Tomas de Kempis

       Señor y Dios mío, no te alejes de mí; Dios mío, mírame y socórreme. Porque se han levantado contra mí pensamientos vanos y grandes temores y llenan mi alma de aflicción. 

           ¿Cómo me abriré paso para salir ileso? O ¿cómo haré para aplastarlos? Y me dices: yo iré delante de ti y confundiré a los altivos de la tierra. Abriré las puertas de la cárcel y te revelaré los más ocultos secretos.

      Hazlo como dices, señor, y huyan de tu presencia todos los malos pensamientos que me hostigan. 

          Esta es mi esperanza y mi único consuelo, guarecerme y confiarme a ti en todas mis cuitas y tribulaciones; invocarte desde lo más íntimo de mi ser, y esperar con paciencia el bálsamo de tu consolación.

Oración para alejar los malos pensamientos

            Señor tu sabes todo de mí, sabes que te quiero ¿porqué estas luchas?, aplaca por tu virtud este ardor interior que siento. A ti recurro Virgen María tu que eres pura como agua de manantial, ayúdame a alejar de mí estos malos pensamientos, por tu virtud y tu amor, por tu corazón inmaculado. Cristo mi señor, por la pureza de tu madre limpia mi mente y aplaca mi espíritu. Amén.

Oración de Santa Brígida

           ¡Oh dulcísimo Jesús! Por el amor con el que conservaste puro y casto el corazón de tu apóstol Tadeo y le honraste con los dones apostólicos para hacerlo una digna morada de ti, libérame, por sus méritos y su intercesión de esta tentación. Amén.

Oración contra los malos pensamientos lujuriosos

          Señor mío Jesucristo tú que conoces el espíritu humano, humildemente te pedimos que elimines de nosotros o al menos nos ayudes a ir atenuando día a día los pensamientos desordenados y lujuriosos de nuestra mente, principal entrada del maligno para tentarnos. Por tanto abrigados de tu divino amor nos atrevemos a pedir la intercesión de tu madre, tal y como lo hizo en las bodas de Cana, y te dignes a escuchar nuestra petición. Amén.

Oraciones de limpieza mental con la sangre del cordero de Dios

Oración 1.

      Oh sangre del Cordero de Dios, aparta de mi mente todo mal pensamiento, purifica mis acciones y movimientos.
      Que tú sangre señor, limpie la oscuridad que hay en mi mente y me libere de toda mala acción y pensamiento. Amén.

Oración 2.

       Oh Sangre del Cordero de Dios derramada en la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo, fíltrate por mi mente y destruye todo mal pensamiento y toda falsa imaginación, que el enemigo de mi alma quiere ponerme para robarme la paz. Que el escudo de tu sangre redentora Señor Jesús, proteja mi mente y mis pensamientos de todo dardo incendiado del maligno. Te lo pido Sangre Divina, se mi amparo y protección en todos mis caminos. Amén.


Fuentes:

Los Arcángeles Celestiales. Editorial San Pablo.
Imitación de Cristo. Tomas de Kempis  

miércoles, 5 de diciembre de 2012

La Nueva Era

Saludos hermanos en Cristo. Hoy quiero compartirles una predica acerca de la nueva era, dictada por el hermano Marino Restrepo. Es la mejor explicación que he escuchado sobre este tema. Espero les edifique.


   

Fuente: marinorestrepo.com

La templanza

Nada Con Exceso, Todo Con Medida 

En el día a día, nos enfrentamos a diferentes retos, a diversas circunstancias… ¿Y de qué manera tomamos esos retos y circunstancias? Depende de que tan desarrollados tengamos los hábitos buenos o virtudes.

Seguramente tu y tus hijos han tenido la ocasión de ver “Los Simpson”, una familia donde Homero (el papá) come donas sin medida, devora tarros de cerveza, vive con una pereza indescriptible frente a la televisión o durmiendo en su trabajo. Su hijo Bart sigue sus pasos, hace trampas y se burla de todos sus compañeros. Liza, la hermana vive frustrada pensando en la vergüenza de formar parte de esa familia, ella tiene la aspiración de ser diferente.

Todos tenemos potencialidades, todos podemos llegar a ser alguien grande, somos como semillas a las que hay que echarles agua, regarlas, cuidarlas para dar frutos, así son tus hijos, asi eres tu, asi somos todos y cada uno de los seres humanos.

En hechos concretos, en las pequeñas cosas de la vida nosotros vamos marcando nuestro propio camino. Liza no tiene que ser forzosamente como su familia, aun cuando ésta sea tan patética que pareciera que ella no puede seguir otro camino. Ella hará su camino al andar, con sus decisiones, con sus propias fuerzas, con metas claras y definidas… pero ¿Cómo poder lograrlo?

La templanza, es un hábito bueno, una virtud cardinal. Con todos los avances y comodidades a los que tenemos acceso en el mundo moderno, es constante nuestra necesidad de “medirnos”. Una sociedad del bienestar como la nuestra, requiere de especial énfasis en la templanza.

Los excesos sólo se dan en el hombre. Un animal una vez que satisface su necesidad está contento. El hombre sin embargo, puede sobrepasarse, y ser un Homero Simpson constante. Por eso es tan importante estar alertas.

La templanza se puede entender de dos maneras:

1. Se refiere a todas las virtudes, la templanza tiene que ver con la moderación.

Aristóteles decía que la virtud es el justo medio, es decir, entre dos extremos que son viciosos, se encuentra una virtud. Si una persona es “tan valiente, tan valiente” que corre riesgos innecesarios, en realidad es temeraria. Si es tan precavida tan precavida, que siempre encuentra motivos para no actuar, más bien es miedosa. El valiente es el que no se retrae por los peligros que se presentan cuando tiene que cumplir su deber, pero que no es tan “menso” como para andar “peligrando de a gratis”.

2. En sentido específico, la templanza se refiere al control de nuestros deseos.

Se refiere a todos en general pero las dos fuentes más grandes de placer sensible son:
·a. Comer y beber: Una de las inclinaciones más importantes de las personas es la conservación de la vida, por eso nos alimentamos y lo disfrutamos.
·b. Placer sexual: Una de las necesidades de la especie humana es su conservación, que siga habiendo hombres y mujeres sobre la tierra, por eso el acto sexual que conlleva la procreación es tan placentero.

El placer no es malo. Si alimentarnos y el sexo no dieran placer, seguramente moriríamos porque no dedicaríamos tiempo suficiente a esas actividades. Lo importante aquí es poner medida cuantitativa (de cantidad) y cualitativa (de calidad).

Hay quien trata de hacer creer que las pasiones son incontrolables por el hombre, que hay que hacer lo que tenemos ganas, que debemos satisfacer nuestros impulsos, también sexuales, y que de no hacerlo podemos enloquecer. Como dice Gandhi, esa es la manera de hacernos esclavos.

Hay una película de Steven Spielberg que gustó en su época muchísimo. Se trataba del pequeño extraterrestre E.T. que llega a la tierra y visita a una familia en donde hay una dulce y linda niñita de 7 años. La actriz que la representaba era Drew Barrimore. Esta niñita tan tierna creció, tuvo acceso a fiestas, bebida, comida, drogas, hombres… probó todo, hizo todo en exceso y tocó fondo. Enferma, adicta, sin ánimos, al borde de la muerte fue ayudada para salir de ese estado. Su recuperación fue muy difícil y después de muchos años pudo volver a actuar, pero pudo haber muerto por no ejercer la virtud de la templanza.

Decía Théophile Gautier, escritor del romanticismo francés, que de todas las ruinas del mundo, la ruina del hombre es sin duda alguna el más triste espectáculo. Y tiene razón y aún peor para los padres que pusieron sus esperanzas en sus hijos.


Virtudes asociadas a la templanza:

1. Pudor (cuidado de la intimidad).
2. Abstinencia (moderación en la comida).
3. Sobriedad (moderación en la bebida).
4. Castidad (moderación en el sexo).
5. Pureza (moderación en besos, abrazos y caricias).


Todas estas virtudes son complejas de entender, porque constituyen un entramado. Es como una tela con estampado, en la que es difícil determinar cuales hilos son de cada color poque todos están entrelazados. Para vivir la templanza hay que tratar de vivir la moderación: no dejarnos llevar por las marcas, no dejarnos llevar por el exceso, por los melindres, no perder el tiempo etc.

El psicoanalista Erich Fromm dice que vivimos en un mundo de placeres sin alegría ya que los placeres de la sociedad contemporánea producen distintos grados de excitación pero no de alegría. De hecho, la falta de gozo obliga a buscar placeres siempre nuevos, cada vez más excitantes.

Vivir la templanza significa:

· 1. Esforzarse diariamente por ser mejor.
· 2. No ceder ante los gustos, deseos o caprichos que pueden dañar mis convicciones o mi conciencia.
· 3. Estar alegre al saber que puedo dominarme y ser mejor.
· 4. Ser dueño de sí mismo, del propio actuar.
· 5. Congruente con lo que pienso, digo y hago.
· 6. No justificarse ni dar falsos pretextos.
· 7. Conocer las propias debilidades y evitar caer en circunstancias que pongan en peligro mi voluntad.
· 8. Es vencerse al deseo del placer y la comodidad por amor y con inteligencia.
· 9. La persona moderada orienta y ordena hacia el bien sus apetitos sensibles, no se deja arrastrar por sus pasiones

Tips para facilitar que vivamos la virtud de la templanza

· 1. La humildad que le ayuda a reconocer sus propias insuficiencias y cualidades, y aprovecharlas sin llamar la atención.
· 2. La sobriedad que le ayuda a distinguir entre lo que es razonable y lo que es inmoderado y le ayuda a utilizar adecuadamente sus sentidos, sus esfuerzos, su dinero, etc. de acuerdo a criterios rectos y verdaderos.
· 3. La castidad que le ayuda a reconocer el valor de su intimidad y a respetarse a sí mismo y a los demás.
· 4. La mansedumbre que le ayuda a vencer la ira y a soportar molestias con serenidad.
· 5. El conocimiento de las propias debilidades.
· 6. La formación de una conciencia recta y delicada.
· 7. El avance de la capacidad moral que ayuda a distinguir entre lo realmente necesario y los caprichos.
· 8. El diálogo en familia que le ayude a comprender mejor la forma en que se debe actuar ante las diferentes situaciones.
· 9. El conocimiento de los propios dones y capacidades.
· 10. Negarnos cosas lícitas para fortalecer la voluntad.
· 11. Carácter reflexivo que le invita a pensar antes de dejarse llevar pos sus emociones, deseos o pasiones.

¿Qué evita que vivamos la templanza?

· 1. La sociedad materialista y utilitaria que nos lleva a conseguir todo lo que deseamos.
· 2. El egoísmo.
· 3. El permisivismo que nos deja actuar pasando sobre los derechos de los demás.
· 4. El deseo de comodidad que nos lleva a buscar una vida fácil y sin compromiso.
· 5. Falta de conocimiento de las propias debilidades.
· 6. No encontrar a Dios como fin ultimo de nuestra vida.
· 7. No contar con la virtud de la fortaleza. Fuerza de voluntad.
· 8. Egoísmo que lleva a querer tener y hacer de todo, sin pensar que eso no es lo mejor para la propia naturaleza.
· 9. El desorden que me impide distinguir entre lo realmente necesario y lo superficial, y evita que ordenemos rectamente las pasiones a la voluntad.
· 10. Clima de nerviosismo que lleva a desahogar la tensión a través del exceso en ciertos aspectos.
· 11. Conciencia laxa, permisiva, o mal formada.

Fuente: http://es.catholic.net/educadorescatolicos/751/2408/articulo.php?id=29381

martes, 4 de diciembre de 2012

La astrología

La astrología es el estudio del movimiento de los cuerpos celestes con el fin de interpretar y predecir el futuro. Se trata de una forma de adivinación y no de un método científico. No se debe confundir con la ciencia de la astronomía la cual merece todo respeto.

La astrología se practicaba en varias culturas antiguas. En el mundo helenista (griego) se hizo en el siglo III a. C. una síntesis de las religiones astrales de los caldeos y los egipcios con las matemáticas y la astronomía griega. En la actualidad la astrología se encuentra en todas partes, desde la cultura tradicional hindú (astrología védica), hasta la sociedad secularizada de  occidente. Muchos no salen de sus casas sin antes consultar su signo zodiacal en el horóscopo.


La Iglesia Católica ante la astrología.

Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone "desvelan" el porvenir. La consulta de horóscopo, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a "mediums" encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios. -Catecismo de la Iglesia Católica #2116:

Desde el principio los cristianos comprendieron que Jesús es el Camino, La Verdad y La Vida. Una vez encontrado, no se puede retornar a la dependencia en la superstición, en los espíritus o en las fuerzas del mundo.

San Pablo:
"Mas, ahora que habéis conocido a Dios, o mejor, que él os ha conocido, ¿cómo retornáis a esos elementos sin fuerza ni valor, a los cuales queréis volver a servir de nuevo? Andáis observando los días, los meses, las estaciones, los años. Me hacéis temer no haya sido en vano todo mi afán por vosotros."  -Gálatas 4,9-11, ver también Rom 8,38; Col 1,16, 2,8,20.

Los Padres (Tertuliano, Agustín y otros) denunciaron las predicciones astrológicas, a menudo identificándolas como demoníacas. San Agustín (m.430) acusó la astrología en su tratado La Ciudad de Dios, por ser un sistema fatalista que niega la libertad humana.

El influjo del Islam en la filosofía medieval europea trajo consigo algo de apertura a la astrología. El Papa Inocencio VIII condenó enérgicamente la astrología. Hubo papas (Julio II, Pablo III, León X) que permitieron el uso de signos astrológicos pero no enseñaron falsa doctrina al respecto.

La Reforma protestante estuvo dividida ante la astrología.
¿No utiliza Dios la astrología para comunicarse con nosotros?
 Dios puede utilizar los astros para guiar a los que no tienen aún conocimiento de la revelación. Guió a los magos de Oriente por medio de una estrella (Cf Mat 2,1-10), pero una vez que lo encontraron ya no necesitaban depender del astro.  
Quien ha descubierto a Jesús ha descubierto la plenitud de la Revelación, la Sabiduría encarnada, el pastor y guía de nuestras almas, el "sol que nace de lo alto". Su luz es incomparablemente mayor que la de todos los astros. Por eso no sería justo revertirse a las antiguas prácticas.

Dios puede valerse de la naturaleza y de los astros para manifestar Su presencia o la de un mensajero (María, ángeles, santos). Por ejemplo, al morir Jesús, el sol se ocultó. (Mat. 27: 45; Mc. 15:33; Lc 23:44). En Fátima ocurrió el milagro del sol. Estos eventos, a diferencia de la astrología, corroboran o confirman un mensaje que Dios ha revelado y tienen como único propósito apuntar hacia la revelación divina. Son iniciativa de Dios y no, como en la astrología, iniciativa del hombre en busca del futuro.

 Credibilidad académica

El periódico británico Telegraph (17 de agosto del 2003, citado por Zenit) informó sobre un estudio científico del horóscopo llevado a cabo con personas nacidas a principios de marzo de 1958. Muchos nacieron con una diferencia de minutos entre si. Según la astrología, deberían tener muchos rasgos en común. Los investigadores, sin embargo, descubrieron que no había evidencia de similitudes.

Los lectores del horóscopo se apropian de los vaticinios como si fuesen expresamente escritos para ellos. No se percatan de que son generalizaciones tan amplias que, tan solo por la ley de probabilidad, en algo aciertan o se puede interpretar que aciertan. Las predicciones erradas, sin embargo, se olvidan.
Nuestra sociedad, mientras se jacta de ser razonable y científica, tiene hambre por algo que pacifique la ansiedad que ocasiona un futuro incierto. No queriendo aceptar las exigencias de Cristo a renunciar al pecado y comprometerse con la verdad, se van tras el horóscopo y otras formas de astrología que les ayuda a escapar hacia las estrellas.

Fuente: http://revelacionesdediosymaria.lacoctelera.net/

domingo, 2 de diciembre de 2012

El Santo Rosario





Paso 1:
Con la cruz del rosario en la mano: Por la señal de la santa cruz de nuestros enemigos líbranos señor Dios Nuestro. En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.  (Explicación)

Paso 2:

Oh Dios, tú único Hijo nos ha conseguido con su muerte y su resurrección los bienes de la salvación eterna: concédenos que venerando estos misterios en el santo rosario de la Virgen María, imitemos aquello que contienen y obtengamos aquello que prometen. Te lo pedimos por tu Hijo Jesucristo Nuestro Señor que contigo vive y Reina en la unidad del Espíritu Santo. Amén.

Paso 3: (Puedes escoger una de las tres.)

Acto de contrición 1

Jesús, mi señor y redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar y confío en que por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas, y me has de llevar a la vida eterna. Amén.

Acto de contrición 2

Pésame Dios mío y me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí;  pero mucho mas me pesa porque pecando ofendí un Dios tan bueno y tan grande como vos; antes querría haber muerto que haberle ofendido, y propongo firmemente ayudado por tu divina gracia, no pecar mas y evitar las ocasiones próximas de pecado. Amén

Acto de contrición 3

Yo pecador, me confieso a Dios todopoderoso a la bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventurado San Miguel Arcángel, al bienaventurado San Juan Bautista, a los santos Apóstoles Pedro y Pablo, a todos los santos, que pequé gravemente de pensamiento, palabra y obra; por mi culpa, por mi culpa, por mi gravísima culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, al bienaventurado San Miguel Arcángel, al bienaventurado San Juan Bautista, a todos los santos, que roguéis por mi a Dios nuestro Señor. Amén.

Paso 4:

Se hacen las peticiones del santo Rosario.

Paso 5:

Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo su único hijo nuestro señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, Todopoderoso. Desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y de la vida eterna. Amén.

Paso 6:

Se meditan los misterios correspondientes al día.

Misterios Gozosos (lunes y sábados)


1. La encarnación del Hijo de Dios. (Lc 1,28)  Fruto del Misterio: La humildad.
2. La visitación de Nuestra Señora a Santa Isabel. (Lc 1, 41-42) Fruto del misterio: El amor al prójimo.
3. El Nacimiento del Hijo de Dios. (Lc 2, 7) Fruto del misterio: La pobreza.
4. La Presentación. (Lc 2, 22-23) Fruto del misterio: La obediencia.
5. Jesús Perdido y hallado en el tempo. (Lc 2, 46) Fruto del misterio: El gozo de hallar a Jesús.

Misterios Dolorosos (martes y viernes)

1. La oración de nuestro Señor en el huerto. (Lc 22, 44-45) Fruto del misterio: Dolor por el pecado.
2. La flagelación del Señor. (Jn 19, 1) Fruto del misterio: La pureza.
3. La coronación de espinas. (Mt 27, 28-29) Fruto del misterio: El valor.
4. Jesús con la cruz a cuestas. (Jn 19,17) Fruto del misterio: La paciencia.
5. La crucifixión y muerte de nuestro señor. (Lc 23, 46) Fruto del misterio: La perseverancia.


Misterios Gloriosos (miércoles y domingo)


1. La resurrección del Señor. (Mc 16, 6) Fruto del Misterio: La Fe.
2. La Ascensión del Señor. (Mc 16, 19) Fruto del Misterio: La Esperanza.
3. La Venida del Espíritu Santo. (Hch 2, 4) Fruto del Misterio: El amor de Dios.
4. La Asunción de la Virgen María. (Ap 12, 1) Fruto del Misterio: La gracia de una muerte feliz.
5. La Coronación de la Santísima Virgen. (Jdt 15, 9-10) Fruto del Misterio: La confianza en la intercesión de María.


Misterios Luminosos (Jueves)


1. El Bautismo de Jesús. (Mt 3, 17) Fruto del Misterio: La humildad.
2. La auto revelación de Jesús en las bodas de Caná (Jn 2, 7-8) Fruto del misterio: La intermediación de María.
3. El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión. (Lc 17 22-30) Fruto del misterio: La esperanza.
4. La transfiguración. (Mc 9) Fruto del misterio: La fe.
5. La institución de la eucaristía. Fruto del misterio: La confianza.


Paso 7:
Con la cruz del Rosario se recita el Primer Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad  en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos  a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén

Paso 8:
Con las cuentas pequeñas se recitan 10 Aves Marías.

 Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo; bendita tú eres  entre todas las mujeres, y bendito es el fruto  de tu vientre, Jesús.  Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén

Paso 9:
Al final de las 10 Aves Marías se recita el Gloria.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén

Paso 10:
Se recita la oración de Fátima:

Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva a todas las almas al cielo especialmente a las más necesitadas de tu misericordia. Amén.

Paso 11:
Se medita el siguiente misterio. Con la siguiente cuenta grande se recita el Padre Nuestro, y con las pequeñas 10 ave marías.  El Gloria y la oración de Fátima. Se repiten estos pasos para los siguientes misterios.

Paso 12:
Al finalizar el quinto misterio se recita la siguiente oración:
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; no desoigas las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, ¡Oh Virgen gloriosa y bendita! Amén.

Paso 13:
Se recita la siguiente petición con la cuenta grande:
Oraciones por las intenciones del Santo Padre para ganar indulgencia por las benditas almas del purgatorio.
Se recita 1 Padre Nuestro, 3 Avemarías y 1 gloria.

Paso 14:
Se recita el Salve Regina.

Dios te salve Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva. A Ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh Clementísima, oh piadosa, oh Dulce Virgen María.
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Oración. Omnipotente y eterno Dios, que con la cooperación del Espíritu Santo has preparado el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen y Madre, María, para que fuese digna morada de tu Hijo, concédenos a los que nos alegramos con su conmemoración, que por su piadosa intercesión nos veamos libres de los males presentes y de la muerte eterna. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

Paso 15:
Oración de Santa Gertrudis.
Padre eterno, yo te ofrezco la preciosísima Sangre de tu Divino Hijo Jesús, en unión con las misas celebradas hoy día a través del mundo, por todas las benditas animas del purgatorio, por todos los pecadores del mundo. Por los pecadores en la iglesia universal, por aquellos en propia casa y dentro de mi familia. Amen.