“La mayor señal de la ira de Dios sobre un pueblo y el más
terrible castigo que sobre él pueda descargar en este mundo, es permitir que,
en castigo de sus crímenes, vengan a caer en manos de pastores que más lo son
de nombre que de hecho, que más ejercitan contra él la crueldad de lobos
hambrientos que la caridad de solícitos pastores, y que, en lugar de
alimentarlos cuidadosamente, le desgarren y devoren con crueldad; que en lugar
de llevarle a Dios, le vendan a Satanás, en lugar de encaminarle el credo, le
arrastren con ellos al infierno; y en lugar de ser sal de la tierra y la luz
del mundo, sean su veneno y sus tinieblas.”
San Juan Eudes. “El sacerdote y sus ministerios en su
aspecto ascético-pastoral” Capítulo II.
Fuente: Catolicidad.com