martes, 6 de junio de 2017

Coraza de San Patricio




La Coraza de San Patricio es una oración muy popular atribuido a uno de los santos más queridos de Irlanda. Según la tradición, San Patricio escribió en el año 433 dC para la protección divina antes de convertir con éxito el rey irlandés Leoghaire y sus súbditos del paganismo al cristianismo. (El término pectoral se refiere a una pieza de armadura usada en la batalla.)

Los estudios más recientes sugieren que su autor es anónimo. En cualquier caso, esta oración sin duda refleja el espíritu con el que San Patricio llevo la fe a Irlanda. La Coraza de San Patricio, también conocida como “El Lorica de San Patricio”, fue lo suficientemente popular como para inspirar un canto basado en este texto. (Esta oración también ha sido llamada “El Grito de los ciervos.”)

Esta oración busca la protección de Dios en un mundo de ambos peligros tangibles e invisibles. Aunque San Patricio de Irlanda vivió hace más de 1500 años su oración pidiendo que Dios mismo le cubriera sigue siendo muy relevante hoy en día. ¿Quién de nosotros no hemos luchado con el terrible temor de vivir en este mundo impredecible? La solución de San Patricio es: Invocar a Dios!

Oración La Coraza de San Patricio

Me levanto hoy por medio de la poderosa fuerza, la invocación de la Santísima Trinidad, por medio de la Fe en sus Tres Personas, por medio de la confesión de la Unidad del Creador del universo.

Me levanto hoy, por medio de la fuerza del nacimiento de Cristo y su bautismo, por medio de la fuerza de su crucifixión y de su sepulcro, por medio de la fuerza de su resurrección y su asunción, por medio de la fuerza de su descenso para juzgar el mal.

Me levanto hoy por medio de la fuerza del amor de Querubines, en obediencia de los Ángeles, en servicio de Arcángeles, en la esperanza que la resurrección encuentra recompensa, en las oraciones de los Patriarcas, en las palabras de los Profetas, en las prédicas de los Apóstoles, en la inocencia de las Santas Vírgenes, en las obras de todos los hombres de bien.

Me levanto hoy por medio del poder del cielo: Luz del sol, Esplendor del fuego, Rapidez del rayo, Ligereza del viento, Profundidad de los mares, Estabilidad de la tierra, Firmeza de la roca.

Me levanto hoy por medio de la fuerza de Dios que me conduce: Poder de Dios que me sostiene, Sabiduría de Dios que me guía, Mirada de Dios que me vigila, Oído de Dios que me escucha, Palabra de Dios que habla por mí, Mano de Dios que me guarda, Sendero de Dios tendido frente a mí, Escudo de Dios que me protege, Legiones de Dios para salvarme de trampas del demonio, de tentaciones de vicios, de cualquiera que me desee mal, lejanos y cercanos, solos o en multitud.

Yo invoco éste día todos estos poderes entre mí y el maligno, contra despiadados poderes que se opongan a mi cuerpo y alma, contra conjuros de falsos profetas, contra las leyes negras de los paganos, contra las falsas leyes de los herejes, contra las obras y astucia de la idolatría, contra los encantamientos de brujas, forjas y hechiceros, contra cualquier conocimiento corruptor del cuerpo y del alma.

Cristo, sé mi escudo hoy, contra venenos, contra quemaduras, contra sofocación, contra heridas, de tal forma que pueda yo recibir recompensa en abundancia.

Cristo conmigo, Cristo delante mí, Cristo detrás de mí, Cristo dentro de mí, Cristo debajo mí, Cristo sobre mí, Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda, Cristo cuando me acuesto, Cristo cuando me siento, Cristo cuando me levanto, Cristo en la anchura, Cristo en la longitud, Cristo en la altura, Cristo en el corazón de todo hombre que piensa en mí, Cristo en la boca de todo hombre que hable de mí, Cristo en los ojos de todos los que me ven, Cristo en los oídos de todos los que me escuchan.

Me levanto hoy por medio de la poderosa fuerza, la invocación de la Santísima Trinidad, por medio de la Fe en sus Tres Personas, por medio de la confesión de la Unidad del Creador del universo. Amén



Sobre la existencia del infierno